Wednesday, May 18, 2005

Bendito Infierno...

Hace meses que no escribo. Falta de tiempo. No encuentro una excusa mejor. Hoy me encuentro en el CEC, aquí en el tec, en el mismo edificio en que pasé la mayor parte de mis 5 años de carrera. El lugar menos inspirante, pero no por eso el menos adecuado para escribir hoy. Además, si tomamos en cuenta que éste es practicamente, al menos por ahora, el único lugar en que me es posible utilizar el internet, no puedo quejarme, ¿cierto?.

Tengo mucho tiempo queriendo escribir, queriendo sacarme las alegrias y las penas del alma. La sal y la pimienta de ésta vida... y a la falta de tiempo se suma la falta de inspiración. En los últimos meses han ocurrido situaciones extrañas, la mayoría alegres y que me dejan la sonrisa de oreja a oreja, pintada por una considerable cantidad de tiempo. Otras, me hieren hasta el fondo del alma. ... Que triste, que doloroso y que vergonzoso es tener de nuevo que decir y aceptar, que una vez más, tenías razón nena preciosa. Cómo desearía algún día probarte que no tiene porque ser así, que sos mucha pieza pa´cualquiera, incluso pa´ti misma. Si tan sólo pudieses ver lo que te niegas tan rotundamente, y al parecer todos los demás son capaces de percibir e incluso interpretar.

A veces como desearía evaporarme el espíritu y fundirme en lágrimas de lluvia que penetraran en tu tierra, que supieras entoncés todo lo que de tí, de mí y del mundo llevo a cuestas. ...Si tan sólo ellas pudieran hacerte entender lo que siento, lo que quiero, lo que busco, lo que espero. Tal vez entoncés pudieses ayudarme mejor a comprenderme ésta parte mía que no te entiendo. ...Si tan sólo ellas pudiesen hacerte sentir lo que yo siento.

Pero ni puedo evaporarte el espíritu, ni me atrevo a exterminar el aire entre tu y yo, ni ellas podrán hacerte sentir jámas lo que yo siento, ni llegaré tampoco a comprenderme la piel que llevo, que por más que intento no logro derretir dentro del alma y dejarla bien guardada ahí, con todos los cimientos de éstas situaciones extrañas que parezco comprender y a la misma vez no veo.

Ni puedo alcanzarte en tu estrella más lejana, ni su luz volverá a iluminar este cielo desierto.

¡¿Cómo comprenderte, si no te entiendo el lenguaje de las olas que llevas en el pelo?!

Cómo comprenderte, si no miro lo que muestras y oculto lo que veo?!. Cómo comprender si me engaño ante un espejo? Transparente dices a ti misma? Mientes! Y bien lo sabes, pero no quieres que se sepa, no quieres mirarte sin tus lentes rosas. Y sigues buscando flores en el aire, y uniconrios en el cielo. No entiendes que es literatura, mitología pura, que no existes, que no eres... sólo hay oscuridad y miedo.

Mírate a la cara, mírame en los ojos negros. Dime que vez? Haz llegado ya al fondo? O has aceptado de una buena vez y por todas, que no hay fondo, que es solo un abismo negro?! Que no hay salida?! Que no hay sitio a donde ir sin tu piel destruida?

Ya no corras mi niña, mirate estática en el aire. Llora, llora, llora! Llora todo cuanto puedas, todo cuanto quieras, todo lo que necesites. Rómpete el alma, quemate el hueso, desangra la mirada y muere con tu beso. Desarmate en un cuarto, muerte, púdrete por dentro. Pero después... ay de tí mi niña! Ay de ti después si no sigues a tu entierro. Que después de muerta hay vida dentro. ...Después mi niña, levantate y anda, que aunque no andes más en los mismos suelos, aún andas y aún viven los sueños.

Llora mi niña, llora. Muere y pudrete en tu infierno interno. Pero después, después mi niña, limpia la lluvia de tu cara, quita las nubes del pensamiento, lavate el vestido y el pelo, pintate la sonrisa limpia y rosa y sigue tu camino, que la vida, no se detiene con un beso.


Para mi niña, que no se deja vivir.
Para ella que no quiere salir,
para la que tiene miedo.

Nena, yo te quiero, aunque no parezca...
...que lo sepas, mi niña, yo te quiero.

Ojalá algún día puedas leer ésto y comprender
que una parte de mi, te sigue en el alma, otra en el pensamiento,
pero la que más quiero, es ésta que te llama, que te busca, que te piensa,
te recuerda y te desea viva de nuevo.
Vive nena mía, vive, alegranos el alma.
Vivete aquí dentro.
Con todo el amor del mundo... te extraño y te espero.
L@.
Y HOY MÁS QUE NUNCA...
"Sólo te amas a ti misma", concluyes, mitad ciencia, mitad reproche. Y yo te aseguro que no ha sido fácil.
Carmen Leñero.
Tantas veces te leí y te releí en la oscuridad de los días. Tantos años traté de comprender lo que decías a mi alma en voz baja. Hoy, tantos años después, creo que empiezo a entenderte, mujer de arena...!
L@.